Las tradiciones, forman parte de la identidad del pueblo y sus habitantes, por eso, es importante conservarlas, igual que se conserva el patrimonio histórico.
En nuestro pueblo, comarca y provincia, hay una tradición arraigada en el tiempo y con un sentido especial para el sector vitícola: La festividad de San Antón (San Antonio Abad) y sus luminarias (hogueras) que tiene continuación con San Blas.
El día anterior a la festividad de ambos santos: San Antón, el 17 de enero, y San Blas, el 3 de Febrero, desde primera hora de la mañana, las calles se llenaban de montones de leña recogida principalmente del viñedo. Los lugareños preparaban sus hogueras (luminarias) purificadoras. Hablamos de épocas en las que las calles eran de tierra.
Ahora con el asfalto, está prohibido hacer fuego y los ayuntamientos habilitan espacios donde “plantar” los montones de leña para las hogueras.
A la caída de la noche, la tradición manda que se enciendan las hogueras para que la familia y amigos se reúnan alrededor con comida y buen vino de Bodegas San Dionisio en lo que se convierte en un momento de fiesta que traspasa la tradición religiosa, prolongándose gracias al calor del fuego y las buenas viandas, durante las frías noche de invierno.
Una festividad que tiene similitud con las hogueras de San Juan, un fuego purificador.
¿Qué tiene que ver esto con el vino?,
San Antón y San Blas son tradiciones arraigadas principalmente en pueblos de interior cuya economía ha estado basada en la viticultura y agricultura en general.
San Antonio Abad, San Antón, es el santo que protege los animales domésticos, entre los que estaba el ganado (cerdos, gallinas, ovejas, cabras…) con los que se alimentaban y los animales de tiro como los caballos y en nuestra zona, especialmente las mulas, que eran las que se llevaban la parte más dura del trabajo en el campo.
Es por esto que la festividad y tradición de las hogueras de San Antón ha llegado a nuestros días. Hoy queda ese recuerdo festivo de las hogueras, pero antaño, era tan importante que, además de ser una fiesta para los animales (antaño, en éste día los animales que estaban destinados al trabajo, tenían descanso) lo era también para los amos, que también descansaban y preparaban la fiesta.
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